Puigdemont y la reconfiguración política catalana: entre la crítica y la moderación

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En un momento de ebullición política en Cataluña, Carles Puigdemont ha reaparecido para redefinir el rumbo de Junts. Su discurso, pronunciado en tierras francesas, no solo ha marcado distancias con formaciones emergentes, sino que también ha reafirmado la postura negociadora de su partido frente al Gobierno central. La contundente réplica a las voces extremistas y la moderación en asuntos delicados como la inmigración y la seguridad, son un reflejo de la compleja dinámica que atraviesa el panorama político catalán, con Junts buscando consolidar su posición en el tablero.

Puigdemont endurece su postura frente a Aliança Catalana y modera el discurso en inmigración

El pasado domingo, el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, volvió a la escena pública desde Prats de Molló, una localidad en el sur de Francia, a escasos kilómetros de la frontera con España. En un acto conmemorativo del quinto aniversario de la fundación de Junts, Puigdemont, acompañado por el secretario general, Jordi Turull, la secretaria de Organización, Judith Toronjo, y el alcalde de la localidad, Claude Ferrer, congregó a más de un millar de personas.

Durante su intervención, Puigdemont dirigió duras críticas a Aliança Catalana, una formación política que, según las últimas encuestas del CIS catalán, lideradas por Sílvia Orriols, ha experimentado un notable ascenso, llegando a proyectar hasta 10-11 diputados en el Parlament. Aunque sin mencionarla directamente, Puigdemont se refirió a aquellos que considera «arquitectos del caos» y que actúan con una «motosierra para realizar operaciones a corazón abierto», aludiendo a sus políticas extremas en vivienda, seguridad e inmigración, caracterizadas por «deportaciones masivas» y «encarcelamientos indiscriminados». Con vehemencia, Puigdemont enfatizó: «Nosotros no somos esos», buscando diferenciar a Junts de estas posturas radicalizadas, y distanciarse también de otras formaciones en auge, como Vox, que comparte el debate sobre inmigración.

Puigdemont también hizo referencia a la inacción en torno a la delegación de competencias en inmigración, un acuerdo negociado con el PSOE que Junts logró que incluyera la facultad de los Mossos d'Esquadra para emitir DNI a extranjeros y gestionar devoluciones, así como el control fronterizo conjunto con la Policía Nacional y la Guardia Civil. El expresidente lamentó que esta propuesta, presentada como Ley Orgánica en el Congreso, esté estancada, atribuyendo la responsabilidad a la oposición de Podemos, cuya visión del Estado, a su juicio, se acerca más a la del Partido Popular y Vox que a la de otras formaciones.

Además, Puigdemont envió un claro mensaje al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, recordándole que los votos de Junts no son incondicionales. «Nuestro voto no se puede dar por descontado, nunca ni en ningún sitio. Nuestro voto hay que ganárselo con el método Junts», afirmó. Este método, explicó, se basa en un criterio fundamental: si lo negociado beneficia a los catalanes y contribuye al avance hacia la independencia. En caso contrario, su postura será firme, evocando la conocida frase de Xavier Trias: «Que os den».

Un llamado a la cohesión en tiempos de polarización

La reaparición de Carles Puigdemont y su estratégico discurso resaltan un momento crucial en la política catalana. Su crítica a los «extremismos» y su defensa de una vía más moderada en cuestiones sensibles como la inmigración, no solo buscan contener el ascenso de formaciones como Aliança Catalana, sino también reposicionar a Junts como un actor pragmático y decisivo en las negociaciones políticas. Es un recordatorio de que, incluso en un escenario polarizado, la búsqueda de soluciones y el avance hacia objetivos políticos requieren de una estrategia calculada y un compromiso con los intereses de la ciudadanía.

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