Más Vale un Penalti no Deseado que un Beso Forzado

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La reciente Eurocopa ha dejado un sabor agridulce para la selección española de fútbol femenino. A pesar de mostrar una evolución notable y un juego dominante, el equipo se despidió del torneo tras una derrota en la tanda de penaltis contra Inglaterra. Este resultado, si bien doloroso, se percibe como una decepción deportiva pura, en contraste con el título mundial de hace dos años, empañado por la polémica del beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso. El presente fracaso subraya el imparable progreso del fútbol femenino español, destacando su autoridad y control en el campo, a pesar de las asignaturas pendientes en las definiciones desde los once metros. Este tropiezo ante una Inglaterra rocosa, estratégica e inteligente, dirigida por la experimentada Sarina Wiegman, refleja una resiliencia formidable, especialmente considerando que España había superado al mismo rival en la final del Mundial.

La trayectoria de la entrenadora Montse Tomé ha estado marcada por las circunstancias posteriores a la crisis institucional. Asumió el cargo en un momento delicado, bajo el escrutinio constante y con la difícil tarea de dirigir a un equipo con figuras de talla mundial como Alexia y Aitana, además de Jenni Hermoso, convertida en un símbolo global. La gestión de Tomé ha sido puesta a prueba, desde la ausencia inicial de Jenni en las convocatorias hasta la decisión de sentar a Alexia en momentos clave de la Eurocopa, demostrando un carácter firme en medio de un entorno mediático y emocional complejo.

A pesar de la amarga derrota en la Eurocopa, el desempeño del equipo español bajo la dirección de Montse Tomé ha sido digno de reconocimiento. La planificación táctica y la capacidad de cohesión, incluyendo la integración de talentos emergentes como Vicky López y el regreso de jugadoras experimentadas como Patri Guijarro, han sido fundamentales. La escuadra actual, a pesar de la eliminación, ha mostrado un nivel de juego superior al que consiguió el Mundial, lo que valida la labor de Tomé y su equipo técnico, incluso cuando la justicia de un resultado puntual no lo refleje completamente.

La situación contractual de Montse Tomé, cuyo acuerdo finaliza en agosto, añade un elemento de incertidumbre a su futuro, un escenario poco común para seleccionadores de equipos masculinos. Sin embargo, la evolución y la calidad exhibida por la selección española femenina, incluso en la derrota, avalan su liderazgo y visión. Este equipo ha demostrado ser más fuerte y cohesionado que el que levantó el trofeo mundial, señalando un camino de crecimiento constante y consolidación en la élite del fútbol femenino global, más allá del reciente desenlace en los penaltis.

En síntesis, la reciente campaña de la selección femenina, culminada en una desafortunada tanda de penaltis, reafirma el camino de consolidación de este equipo en la élite del fútbol mundial. A pesar de la frustración por no alcanzar la gloria continental, el rendimiento colectivo y la astuta dirección técnica han dejado una huella innegable, proyectando un futuro prometedor y dejando atrás las sombras de polémicas pasadas.

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