Festival Monegros: Un Fenómeno Musical en el Desierto

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En el corazón de la nada, a más de cien kilómetros de Zaragoza, surge un enclave vibrante de música y celebración: el Monegros Desert Festival. Este festival de música electrónica ha vuelto a conquistar a multitudes, atrayendo a más de 50.000 entusiastas que, desafiando el intenso calor, se sumergen en una experiencia de 22 horas ininterrumpidas de ritmos electrónicos. Este evento ha consolidado a Fraga, Huesca, como un punto de convergencia global para los amantes del techno en todas sus facetas, un lugar donde la edad y el origen pierden relevancia, y el único objetivo es bailar hasta el amanecer.

El festival, con 32 ediciones en su haber y una historia que se remonta a 1994, ha dejado una huella imborrable en distintas generaciones. A pesar de una pausa entre 2014 y 2020, su espíritu perdura. Juan y Cruz Arnau, herederos de una tradición familiar, fueron los visionarios detrás de este encuentro. Su legado incluye no solo el festival, sino también Florida 135, la discoteca más antigua del país, y El Row, una marca que ha trascendido fronteras, llegando incluso a la emblemática Ibiza.

La atmósfera en Monegros es singular, diferente a la de otros festivales veraniegos. Desde el momento en que se desciende del autobús que transporta a cientos de asistentes desde Zaragoza, el desierto los abraza. Cientos de vehículos se alinean en los alrededores del recinto, y junto a ellos, grupos de personas comienzan a bailar y brindar, preparando el cuerpo para la jornada que les espera. Son apenas las seis de la tarde, y la energía ya se siente en el aire. La 'previa' es fundamental para un festival de tal magnitud. Los veteranos saben que la clave es la calma: comer, beber y calentar motores gradualmente para evitar el agotamiento prematuro, garantizando la resistencia hasta el final.

Una vez dentro, tras superar un riguroso control de seguridad, el festival se despliega en una multitud de opciones con sus 13 escenarios. El Unreal Dust, por ejemplo, es un espacio singular rodeado de contenedores industriales que sirven de gradas, creando una atmósfera íntima y envolvente para el DJ y su público. Otros puntos neurálgicos como la Techno Cathedral o Awakenings se sitúan en el centro del recinto, funcionando como intersecciones vitales entre los escenarios. Sin embargo, es el Industry City, uno de los escenarios principales, el que congrega a las mayores multitudes, con largas filas para acceder y sumergirse en sus ritmos.

En esta travesía musical, no se puede pasar por alto la icónica presencia del avión. Un Airbus 330, anclado en medio del desierto, se transforma en una discoteca improvisada, donde un DJ y cientos de personas saltan y bailan sin cesar. Es una imagen que desafía la imaginación, un testimonio de que en Monegros, lo imposible se vuelve realidad. La calidad del ambiente y la potencia de la fiesta son tales que los DJs más influyentes del panorama electrónico mundial anhelan presentarse aquí. Este año, figuras como Fátima Hajji, Nico Moreno, el británico Ben Sims, e I Hate Models, junto a otros 150 artistas, han hecho vibrar a una audiencia completamente entregada.

Para aquellos que se preguntan cómo los asistentes logran resistir tantas horas de euforia, cubiertos de polvo hasta las cejas, la respuesta radica en la preparación y el espíritu inquebrantable. Barras energéticas, cafeína y otros recursos son esenciales para mantener la vitalidad. Monegros Desert Festival es la prueba fehaciente de que la pasión por la fiesta es innegable en este país. Y mientras se mantenga la atmósfera única que se respira en este paraje, se espera que la celebración continúe por muchos años más.

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