Aumento Sin Precedentes del Absentismo por Enfermedad en España: Más de un Millón de Trabajadores Afectados en el Segundo Trimestre

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La salud laboral en España atraviesa un momento crítico, con un aumento significativo y sin precedentes del número de trabajadores que no pudieron desempeñar sus funciones debido a enfermedades o incapacidades temporales. Esta situación, que afecta tanto la productividad empresarial como la sostenibilidad económica del país, se ha convertido en una preocupación central para diversas instituciones y actores del ámbito económico.

Impacto Creciente de las Bajas por Salud en el Mercado Laboral Español

Durante el segundo trimestre de 2025, entre los meses de abril y junio, España registró un hito preocupante: la cifra de empleados ausentes de sus puestos por motivos de salud superó, por primera vez, la barrera del millón de personas. Según los datos revelados por la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE), exactamente 1.024.300 individuos indicaron no haber asistido a sus labores debido a enfermedad, accidente o incapacidad temporal.

Este alarmante incremento representa un 3.6% más que en el trimestre inmediatamente anterior y un 5.6% superior en comparación con el mismo período del año precedente. Lo que resulta aún más impactante es la evolución a largo plazo: la cifra actual es un extraordinario 158.5% más elevada que la registrada hace una década, cuando apenas alcanzaba los 396.000 trabajadores en la misma situación. Este drástico ascenso evidencia una problemática estructural que demanda atención urgente.

La repercusión de esta tendencia se extiende más allá de los trabajadores directamente afectados. La salud precaria también ha marginado a 1.7 millones de personas de la fuerza laboral, quienes se encuentran inactivas, es decir, no trabajan ni buscan empleo, debido a sus condiciones de salud. Además, 68.200 individuos se ven obligados a trabajar a tiempo parcial por esta misma razón, alcanzando también un récord histórico. Si su estado físico lo permitiera, optarían por jornadas completas, lo que destaca una subutilización significativa del capital humano.

Este fenómeno tiene un impacto directo y considerable en la productividad del tejido empresarial español, compuesto en un 99% por pequeñas y medianas empresas (PYMES). Para estas últimas, la ausencia de incluso un solo empleado puede desestabilizar gravemente sus operaciones, como lo señalaron desde la patronal Cepyme, calificando el creciente absentismo como un "problema grave" para el mercado laboral.

Las causas de esta tendencia son multifactoriales. Los expertos señalan que el actual ciclo económico, con un mercado laboral más flexible, permite a los trabajadores tomar bajas sin temor a represalias. Asimismo, la mayor conciencia sobre la salud y el bienestar, exacerbada por la reciente pandemia, ha puesto de manifiesto la prevalencia de afecciones como la salud mental. El envejecimiento progresivo de la población activa española, donde un 43% de los ciudadanos superan los 50 años, también contribuye al aumento de procesos traumatológicos y otras dolencias. Incluso, algunas decisiones judiciales recientes que blindan a los trabajadores con bajas por enfermedad frente a posibles despidos, pueden influir en esta dinámica.

Desde el punto de vista económico, las proyecciones son sombrías. La Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) estima que en 2025, el costo derivado del absentismo laboral por contingencias comunes superará los 32.000 millones de euros. Esta cifra incluye tanto los gastos directos asumidos por las empresas como los de la Seguridad Social, proyectándose un incremento del 6% en los procesos de baja iniciados, que podrían ascender a 9.2 millones. Además, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha advertido sobre el impacto en las arcas públicas, elevando el déficit de la Seguridad Social en una décima, hasta el 0.5% del PIB, debido al incremento superior al 12% interanual en el costo de las prestaciones por Incapacidad Temporal.

En resumen, el creciente absentismo por enfermedad en España es un complejo desafío con profundas implicaciones económicas y sociales, que requiere un análisis exhaustivo y soluciones coordinadas para mitigar su impacto en el bienestar de los ciudadanos y la competitividad del país.

Desde la perspectiva de un observador atento de la economía española, este aumento sin precedentes en el absentismo por enfermedad es una señal de alarma que no debe ser ignorada. Más allá de las cifras frías, revela una tensión subyacente en la sociedad y el sistema laboral. Me lleva a reflexionar sobre la urgente necesidad de abordar la salud de los trabajadores no solo como un coste, sino como una inversión fundamental para la productividad y el bienestar general. ¿Estamos realmente prestando suficiente atención a las condiciones laborales, la salud mental y la prevención de enfermedades en el entorno de trabajo? Es imperativo que las políticas públicas y las estrategias empresariales se adapten a esta nueva realidad, fomentando entornos laborales más saludables y resilientes. Solo así podremos construir una economía más robusta y una sociedad donde la salud no sea un impedimento para la participación activa en el progreso nacional.

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